Control y erradicación de mosquitos
El control y erradicación de los mosquitos, y en especial los transmisores de enfermedades, constituye una obligación de todos. Existen métodos químicos, biológicos y ambientales para tales propósitos. Apliquemos las medidas más eficientes para reducir sus picaduras. El control y la erradicación de los mosquitos están dirigidos fundamentalmente a interrumpir su ciclo de vida, en aras de disminuir sus poblaciones.
Control del DENGUE
Principales medidas de control
La combinación perfecta
La ciencia frente al control de los mosquitos
Sin duda los mosquitos resultan molestos y son peligrosos para nuestra salud. No pocas personas se preguntan si no existe la posibilidad de extinguirlos como especie, pero la realidad es que los especialistas consideran que no es posible. Por otro lado, no todos los mosquitos son transmisores de enfermedades. Solo un grupo reducido de especies, como el Aedes aegypti, deberían figurar en la relación de especies extinguidas.
Lo que sí se ha demostrado es que las poblaciones de mosquitos pueden ser erradicadas o disminuidas en un área determinada a niveles tales que no representen ningún peligro. Su control, en cambio, depende de muchos factores, y es una tarea complicada y costosa. Entre los que deben ser considerados se hallan la conducta y hábitat de cada especie. Al pasar por cuatro fases en su ciclo de vida —huevo, larva, pupa y adulto—, el control puede realizarse en cualquiera de ellas, pero cada una con métodos adecuados.
Los mosquitos hembra —que son los que pican— se sienten atraídos por existir ciertas condiciones, de las que podemos algunas controlar. Para encontrarnos con su fino sentido del olfato detectan la presencia de dióxido de carbono que exhalamos al respirar; el ácido láctico que segregamos al sudar mediante nuestras glándulas sudoríparas o simplemente por la presencia de una fuente de calor.
Principales medidas de control
Desde siempre para lugares amplios la principal medida es la contratación de una empresa profesional en el control de plagas. Dentro del grupo de medidas caseras para lugares reducidos se hallan el uso de repelentes, la instalación de tejidos mosquiteros en ventanas y entradas de las casas, siembra de plantas que los ahuyenten como la albahaca, quemar a manera de incienso cáscara bien seca de limón o naranja en la habitación antes o durante su ocupación por las personas, evitar el uso de ropas oscuras y perfumes florales y protegerse sobre todo antes del amanecer y después del atardecer, horas preferidas por las hembras para alimentarse.
Repelentes contra mosquitos hay varios, pero los más efectivos son los basados en DEET al 20-30% (N,N-dietil-m-toluamida). DEET ha sido probado eficazmente contra una variedad de insectos picadores. Muchos de los repelentes contienen esta sustancia química que tiende a ahuyentar a los mosquitos.
Una de las primeras estrategias para combatirlos consistió en repelentes botánicos. Algunas veces las hojas y las plantas frescas se colgaban en las áreas de descanso, otras se quemaban para que el humo ahuyentase a los adultos y evitar así la succión de sangre y transmisión de enfermedades. Después se observó que las hojas estrujadas y los aceites de semillas se frotaban en la piel para reducir las picaduras. Más recientemente, esos aceites se integran a los combustibles, como la cera y el petróleo, para liberar al medio las sustancias repelentes. Luego estas técnicas autóctonas fueron remplazadas por los repelentes sintéticos; sin embargo, en lugares como China, India y Latinoamérica continuaron empleándose, y prevalecen aún como verdaderas tradiciones. Una pequeña selección de las plantas más comunes para repeler adultos de mosquitos ha sido el bulbo y los aceites de ajo y de canela, así como el olor de las hojas machacadas de limón. El aceite de citronela es un repelente popular que se aplica directamente sobre la piel en la India, Europa y Estados Unidos. También se mezcla con la cera de las velas para liberar sus ingredientes al medio y repeler el zancudo, especie de mosquito americano.
La combinación perfecta
Para el control de estos insectos se han desarrollado métodos químicos, biológicos y ambientales. Se considera que su aplicación combinada es la más efectiva. La idea esencial de cualquier método es interrumpir el ciclo de vida del mosquito en cualquiera de sus fases, para lograr así reducir el número de individuos de su población.
El control químico se concentra principalmente en el uso de insecticidas con aerosoles, tanto en grandes zonas al aire libre como hacia el interior de las casas. Ejemplo de sustancia química utilizada en el control de los mosquitos es el abate, insecticida-larvicida formulado a base de temephos, compuesto organofosforado altamente eficaz para el control de larvas de los géneros Anopheles, Aedes y Culex. Es especialmente efectivo durante la etapa más vulnerable del ciclo vital —la fase larval—, por lo que representa un excelente aliado en campañas de control de mosquitos para la prevención y control de dengue y malaria. No es peligroso para peces, pájaros, animales y seres humanos, ya que puede incluso añadirse al agua potable cuando se aplica de acuerdo con las instrucciones de uso.
Los métodos de control biológico son esencialmente para el control de las larvas. Una de las opciones más habituales es criar, en los mismos depósitos de agua donde se reproducen los vectores, pequeños peces de agua dulce que se alimentan de sus larvas, o bien sembrar estos peces en lagunas, charcos, canales…, los cuales se reproducen y controlan las larvas. También se utilizan con éxito para el dominio de las larvas los Bacillus thuringiensis H-14 y el B. sphaericus 2362. Otros métodos biológicos consisten en nemátodos parásitos, como Romanomermis culicivorax, R. iyengari y Strelkovimermis spiculatus. También se recurre a los copépodos, pequeños crustáceos que pueden criarse en los reservorios donde se hallan las larvas de mosquitos, al igual que la fauna de insectos asociada en los criaderos como son los hemípteros acuáticos, coleópteros y las conocidas libélulas.
El control ambiental es el más conocido por todos. Se trata de todas las medidas tendentes a evitar la multiplicación del mosquito al eliminar los posibles sitios de desove, desarrollo de larvas y pupas. Se logra través de campañas de limpieza de desechos que pudieran almacenar agua, mejoras en la distribución de agua potable y tapar los contenedores del líquido en zonas que no cuentan con red de distribución. En este caso la detección y erradicación de cualquier sitio donde pueda reproducirse el mosquito es el paso inicial. Una vez detectado, se impone la destrucción de las condiciones que lo propician, como la acumulación de recipientes con agua, charcas de agua estancada, salideros, entre otros. En cuanto a los adultos, es aconsejable podar las plantas que puedan servir de abrigo y alimentación.
La ciencia frente al control de los mosquitos
Los biólogos moleculares también trabajan en pos del control de los mosquitos. Varios laboratorios procuran la modificación de las características genéticas de las especies de Bacillus que se utilizan en el control de los mosquitos. Estos estudios se dirigen a lograr que las toxinas que los Bacillus producen tengan una rápida acción y al mismo tiempo una mayor duración.
Recientemente se han introducido en Estados Unidos dos sistemas contra los mosquitos: el libélula y el mosquito cognito. El sistema libélula imita el calor que buscan, los atrae y, en un dispositivo incluido, son electrocutados. El mosquito cognito contiene una sustancia inhibidora del olfato del mosquito, por lo que no puede detectar sus presas.
Existe, pues, un número importante de esfuerzos por combatir a los mosquitos, insectos que se hallan en todas partes. Se prevé que nuevas enfermedades puedan ser potencialmente transmitidas por ellos. Un ejemplo es la fiebre del Nilo, de carácter viral, detectada recientemente en Norteamérica y otras regiones, transmitida por el Culex pipiens después de chupar sangre a aves migratorias, infestarse con el virus y transmitir la enfermedad al ser humano.
Todo lo que hagamos por controlar y erradicar a los mosquitos, en especial a los transmisores de enfermedades, representará un paso ascendente hacia una mejor calidad de vida. Es por ello que, donde quiera que descubra un foco, elimínelo, que es erradicar a un enemigo poderoso: el mosquito.