El alcoholismo se encuentra en los genes
DOS NUEVOS ESTUDIOS CONFIRMAN LAS DIFERENTES REACCIONES EN EL CEREBRO
Las diferencias genéticas provocan que algunos individuos sean más proclives a caer en los efectos adictivos del alcohol y otras drogas. Científicos del Laboratorio Nacional de Brookhaven, en Nueva York (Estados Unidos), y del departamento estadounidense de energía han encontrado la primera evidencia experimental que confirma esta hipótesis a través de un estudio con ratones.
Una cepa de ratones carecía del gen para un receptor cerebral específico conocido como dopamina D2, el cual responde a la dopamina para generar sensaciones de placer y recompensa.
La otra cepa era genéticamente normal.
Los investigadores escogieron para sus experimentos el citado receptor debido a que numerosos estudios previos en el Laboratorio Nacional de Brookhaven y en otras instituciones sugieren que la inoperancia o un bajo nivel de actividad de ese receptor en las personas tiende a hacerlas menos capaces de experimentar sensaciones placenteras cotidianas, y más proclives a caer en el alcoholismo, las drogas y hasta la obesidad, básicamente por necesitar una cantidad mayor de esas sustancias y de comida para sentir el mismo placer o sensación de saciedad que la gente normal siente con menos comida o menos alcohol, y sin tener que recurrir a las drogas.
En los ratones que carecían del receptor de dopamina (pero no en la cepa genéticamente normal) el consumo prolongado de alcohol resultó en cambios bioquímicos significativos en áreas del cerebro bien conocidas por estar involucradas en el alcoholismo y la adicción.
Este estudio muestra que los efectos del consumo crónico de alcohol sobre la química del cerebro están influenciados de manera crítica por la composición genética previa del individuo.
Los resultados de esta investigación pueden ayudar a explicar cómo el perfil genético de alguien puede interactuar con agentes externos (en este caso el consumo crónico de alcohol) para producir estos cambios sólo en algunos sujetos, y no en otros con un perfil genético menos vulnerable. El estudio respalda la idea de que los adecuados análisis genéticos a una persona podrían ponerla sobre aviso de su grado de riesgo genético ante el alcohol, lo que podría llevarla a adoptar una adecuada actitud preventiva.