La inmunidad en los insectos es mayor de lo que se creía
La respuesta inmune de los insectos podría ser superior a lo pensado hasta el momento, según un estudio de la Universidad de Bath (Reino Unido), publicado recientemente.
Se sabe que los insectos carecen de respuesta inmunitaria por medio de anticuerpos. La investigación sobre orugas ha demostrado recientemente que como respuesta a la infección bacteriana, en cambio, se producen proteínas protectoras. Los receptores de reconocimiento de patrón (pattern recognition receptors, PRR) y los efectores anti-bacterianos que se producen en la primera infección siguen funcionando para proteger en caso de repetición del ataque. Estos resultados establecen cuestiones importantes para la investigación de insectos que fueron publicadas ayer por el Dr. Ioannis Eleftherianos en la Reunión Anual de la Society of Experimental Biology que se realiza en la Universitat Autonoma de Barcelona, España.
Las orugas de la polilla (o “palometa” en algunos países) del tabaco, Manduca sexta (Lepidoptera, Sphingidae), luego de ser alimentadas con una dieta de antibióticos, fueron infectadas por bacterias no patógenas (E. coli). Luego se las expuso a un segundo patógeno, mortal para los insectos (Photorhabdus). Al analizar su sangre se observó que se producián péptidos anti-bacterianos en el lamado ‘cuerpo grasoso’ (‘fat-body’), un órgano especializado en la producción de proteínas. Estas proteínas parecen ser capaces de persistir luego de la infección benigna inicial con E. coli y conferirle luego resistencia contra la segunda infección por un patógeno que generalmente es mortal,. Usando técnicas de RNAi, los investigadores de la universidad de Bath han demostrado que varias proteínas diferentes pueden producir este efecto protector frente a las subsiguientes infecciones.
A menudo se utilizan microorganismos tales como bacterias, hongos y nematodos como agentes del biocontrol contra insectos. Se había asumido que los insectos en la naturaleza serían afectados por estos agentes de control, pero estos resultados aumentan la posibilidad de que el control con un patógeno pueda darle a los insectos resistencia a otros. La mayoría de los experimentos que se llevan a cabo en laboratorio sobre inmunidad en insectos se hacen con insectos que fueron alimentados con una dieta con contenido de antibióticos, de modo que estos resultados sugieren que, en la naturaleza, la inmunorespuesta de los insectos expuestos constantemente a patógenos puede ser muy diferente de los trabajos de laboratorio que se describen. Esto instala nuevos desafíos para el campo y cuestiona la importancia de los trabajos de estudio de inmunidad que se hacen en laboratorio.
Fuente: EurekAlert